NOVELISTA. AUTORA AUTOPUBLICADA.


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Alex Florentine

EL ENTE





Hoy, no me dormiré. Te esperaré despierta, con la única ropa que quieres, que lleve puesta; mi piel.
He encendido la calefacción, porque al contrario que tú, yo sí que siento el frío.
Los vidrios de las ventanas se empañan, y afuera, cae agua nieve. Boca abajo, tendida sobre la cama, espero sentirte en breve…
Recuerdo el sábado de la semana anterior. No contaba contigo; ese día, no había tenido tiempo para coger la ouija y decirte el camino.
No debí de cerrar bien la sesión de la tarde y decidiste venir sin invitación. Sabías, que no me molestaría.
Esa noche, bajo el edredón dormía, cuando sentí que se deslizaba, y arrugado, a los pies de la cama se quedaba.
Sentí tu peso, pero no te veía. También me pareció percibir tu aliento a menta entre mis labios. ¿Sabes que guardo, desde hace mucho, un paquete de tus caramelos?
Con los brazos tendidos a lo largo de mi cuerpo, me dejé hacer. Si no te veía, ¿dónde me podría coger?
No sentí frío, tú sobre mí; ardías. Poco después, mi interior, también lo hacía. Me entregué como siempre en vida, llorando a la vez, porque tú, ya no la tenías.
Maldito accidente. Lo estoy recordando en una duermevela, y oigo la puerta. Casi me había dormido, y un aire frío, eriza mi piel poniéndome alerta.
Se abre de par en par y supongo que entras, el frío se hace notar, la sensación de calor en la habitación, desaparece. Me giro, y no te veo; no te huelo, ni te puedo tocar ni saborear. Tampoco te oigo, pero te comienzo a sentir. Imagino sobre mi cuello, que de verdad puedes respirar. Odio no poder acariciarte, sentirme como una muñeca de trapo. Se me quita el frío, el calor fluye dentro mío, y mis sentidos se ponen tan alerta, que pienso que estás vivo.
Creo verte como una sombra, percibo tu hedor; en vez de tu aliento a menta, saboreo tu sangre y hasta escucho tu voz. Alzo mi mano, quiero tocarte el rostro, pero traspasa la neblina. Ahí, vuelvo a llorar y mis sentidos retornan a la normalidad. Ya no te huelo, ni te veo, ni te escucho, ni te oigo... Ni te siento.
Al menos, podías haber cerrado la puerta al salir. En la habitación, hace frío. 
 
Foto: Victoria_Borodinova en Pixabay


2 comentarios:

  1. Una gatita maravillosa😍😍😍... Me encantó su historia, y su manera de contarla😊🤗

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    1. Mi Mina... Gracias, Noël, y disculpa por la des- moderación.

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