TE TRAIGO REGALOS
He engordado demasiado. ¡Maldición!
Ahora sí que me parezco al típico Papá Noel, con la barriga sobresaliendo por encima del cinturón.
Me he desdejado todo el otoño y no puedo permitírmelo. Así no soy yo.
Miro el calendario mientras desayuno:
Día 24, la noche con más trabajo. Me han contratado para cargarme a dos padres de familia que no merecen semejante título. Así me lo han solicitado, a través de la red oscura, donde ofrezco mis profesionales servicios. Además, ellas añadieron: “ ese día, darán lo mismo los regalos. Pero los niños, lo llevarán mejor”.
¡Qué crueles!
Las dos se habían conocido en el gimnasio, y las conversaciones llevaron a las confesiones. Estas, al apoyo, y el apoyo, al cariño, este, a la cama y al final, a decidir ambas, formar esa familia anhelada, sin hombres de por en medio.
Llevaban dos meses pensando en ello.
Habían hecho que sus respectivos maridos, el día D, a la hora H, tomasen juntos un vehículo para supuestamente, ir al campo de tenis a un evento en un día en el que sus mujeres estarían “ocupadas” con lo cotidiano del día a día: el trabajo y los niños.
Ellos, que no empatizaban en eso.
Se levantaban, a lo mejor había sexo rápido (e insulso) y se iban a trabajar. Llegaban a casa, y eran como un cojín más adornando el sofá.
Me había hecho gracia la forma de expresarse de sobre todo Gloria, con su humor cínico y negro.
Ya tengo el coche para la ocasión.
Cero rastro, ni bastidor, ni matrícula, ni origen. Nada.
Que sí, a día de hoy, aun, si quieres, puedes reírte de las investigaciones.
Es lo que tiene haber sido un chico diferente desde siempre. Mi psiquiatra se empeña en decir que tengo un carácter psicópata. Y yo, voy a él esperando que algún día me descubra. Mientras, me lo paso genial dos veces a la semana estudiando al tipejo delgado con cara de empollón que se cree saberlo todo.
Yo sí que sé, pero la historia no viene a cuento. Tampoco es relevante, más bien aburrida.
Hoy es el día D, y cerca, la hora H.
Mañana habrá mínimo dos esquelas más en el periódico provincial.
Y el año que viene, seguro que habrá una boda. Espero ser invitado.
Suspiro.
¡Y mañana, tengo un trabajo en el centro comercial, sentando en mi regazo a los niños, mientras escucho qué le piden a Papá Noel!
Con una sonrisa pienso: “En fin, todo al color rojo”.
Curiosos los deseos de según quiénes...
Gracias y... ¡Feliz Navidad! (Espero escribir antes...)
Foto: Pixabay