3:33
3:33 de la mañana. Recibo, como las últimas noches, un mensaje SMS que me despierta a la misma hora. Sigue siendo de origen desconocido y con los símbolos extraños de los anteriores.
Algunas personas dijeron que despertarme siempre a esa hora tiene un significado espiritual. Otras, que es la hora del diablo, la hora en la que lo paranormal está en su máximo apogeo. Pero, joder, no me despierto solo, alguien me envía un mensaje con toda la puntualidad del mundo. Y no puedo permitirme desconectar el móvil a la noche.
Como apunte, os informo de que cambié de número de teléfono hace... ¡Hostia, unos tres meses!
Pero esta noche no llega uno, sino que lo hacen tres mensajes. ¡Otro maldito tres! Siento una pequeña taquicardia. Estoy nervioso ya que en horas tendré noticias sobre la evolución de mi enfermedad. Es la madrugada del 3 de marzo de 2013. Sumo las cifras del año y me dan 6, múltiplo de 3. Me siento en la cama con la respiración agitada.
Comienzo a ver múltiplos por todos lados, mi puñetera vida está formada alrededor de ese número y toda su tabla de multiplicar.
Me dan vómitos porque la medicación tan fuerte que estoy tomando a la noche me sienta mal, pero me está ayudando con la enfermedad y acabando con ella.
Me levanto y me da un escalofrío el contacto de mis pies con el helado suelo. Estoy débil, llevo así casi un año... ¡Mierda, no! nueve meses. ¡Ayer, día 2, los hizo! Sigo dándole vueltas a la cabeza... ¡Fue en junio cuando me detectaron la enfermedad en un control rutinario! El sexto mes del calendario…
Voy a la cocina para beber un poco de agua. Extiendo la mano hacia el interruptor de la luz y me quedo helado al mirar hacia la ventana. Reflejadas en el vidrio, hay tres sombras. Yo soy la cuarta generación con esta enfermedad y no pienso acompañarlas. Aún no. Además, seríamos cuatro. Enciendo la luz y suelto una carcajada.
Ahora sé que en horas me darán la ansiada noticia.
Mientras bebo agua recuerdo otra cosa: en junio, ese sexto mes del año pasado y a las tres de la tarde, al finalizar el turno de mañanas en la clínica, me daban la noticia. Había desarrollado la enfermedad. Una dolencia que por lo visto aparecía seguida en tres generaciones. Yo soy la cuarta y no lo comprendían, pero yo sí. Problemas familiares.
Muchas gracias -siempre-, por dedicarme unos minutos y leer mis letras.
Foto: Markus Spiske en Pexels (retoque Gimp)
Como siempre, original, fascinante, con su punto de intriga.... ganas de seguir leyéndote!!
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