NOVELISTA. AUTORA AUTOPUBLICADA.


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Alex Florentine

EXCESO DE SEGURIDAD


 


Bárbara hizo honor a su nombre cuando un día abrió los ojos.
Esos ojos muchas veces hinchados y violáceos, y casi siempre, tapados por unas gafas de sol con grandes y oscuros cristales.
El ruin tenía contactos y amistades en todos lados, así que sería bastante difícil que no se enterara de sus planes, pero iba a intentarlo.
Al lado de donde vivían, a poco más de media hora en metro, había encontrado un local en el que impartían ese tipo de defensa personal, técnicas de autoprotección. Debía de prepararse para vencer a cualquier atacante, sin importar su apariencia.  Sin armas, solo con anticipación.
Tres días a la semana simulaba ir a un cursillo de pintura. Esa era una de sus pasiones y también su distracción. No necesitaba ampliar materia. Era, y siempre sería, autodidacta. Pensaba que se perdía la esencia; el arte tenía que nacerse con él.  
Su objetivo solo la quería para ciertas cosas. No lo supo ver. Y no sería porque no la avisaron. Pero estos tipos, ya sabemos cómo son.
Y justo, como ya sabía cómo era, pudo calcular el cuándo.
El cabrón, borracho como una cuba, se presentó como solía hacer, dando tumbos e insultando. Se hizo la dormida. En su cabeza, Bárbara recordaba todas las clases, todos los consejos de su monitora. Tenía todos los músculos de su cuerpo en tensión... Él creyó que ella dormía antes de quedar paralizado. En el más amplio significado de la palabra y a lo largo en el tiempo. Por fin, ambos descansaron.

Mi aporte al 25N. Ánimo y fuerza a todas.
 
Foto:  Anete Lusina en Pexels

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