EL CAFÉ
Se quitó la chaqueta y miró sus manos apoyadas en la silla, siguió hacia el reloj plateado de su muñeca y llegó a los gemelos. Se sentó.
Una sonrisa sin dientes se adueñó de su cara.
Carraspeó e intentó prestar atención a los congregados en la reunión.
Pero no podía.
Olvidarla era imposible. Ni un segundo. Ni en sueños.
Soñaba con ella, con tocarla, con que le humillase como hacía a menudo, con que le hiciera ese daño contenido con el que llegaba al orgasmo sin él haberla rozado.
Meses llevaban así. Y no podía más. Su trabajo se estaba resintiendo.
¿Cómo iba a poder mirar hacia ella, que con un bolígrafo señalaba la pantalla del proyector, y escuchar lo que como dueña de la empresa les estaba pidiendo?
¿Cómo no recordar lo que se había puesto bajo la ajustada falda de ejecutiva aquella mañana y se había quitado al escuchar el reto de él bajo el comienzo: “a que no te atreves”?
Siempre le había excitado que su chica no llevase ropa interior en algunas ocasiones. El problema venía cuando se sentaba y cruzaba las piernas.
Como en aclamada película, no sucedía, pero él se quemaba por adentro pensando en que no llevaba nada de tela entre sus piernas entrándole entonces, unas ganas tremendas de volver a repetir lo que la noche anterior había causado que hoy tuviera un sueño terrible.
Cogió la taza de café que tenía delante de la carpeta, ella se sentó frente a todos cruzando sus piernas, y el líquido le quemó la garganta al beber mecánicamente, por tener la cabeza en otra parte. Tosió, todos miraron hacia él menos ella, que se levantó y salió pidiendo disculpas de la sala de reuniones.
Entró al baño sacando la dolorida lengua fuera de su boca. Hoy tendría que planear otras formas de darle placer.
Le llega un mensaje de WhatsApp, con las mejillas llenas de agua fría ve que es de ella:
¿Cambiamos de planes esta noche? ¿Vamos al cine?
Se inclina a echar el agua en el lavabo y suena otra notificación:
Perdona, qué poco delicada, ¿te duele mucho? ¿Quieres que mande preparar un café con hielo? Te sugiero que regreses a la reunión.
Gracias por pasaros, espero que el final os haya hecho "cierta" gracia.
Foto: propia.
Regresó a la reunión inmediatamente?
ResponderEliminarSu deber era, como dueña.
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