NOVELISTA. AUTORA AUTOPUBLICADA.


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Alex Florentine

CAPERUCITA


 



Marianela, recuerda la última conversación con su madre. Era una tarde con mucha niebla e iban, como casi todos los días, a casa de la abuela a llevarle comida. Atravesaban el bosque que separaba una casa de la otra porque era más rápido. Ir por la carretera era dar muchas vueltas. Siempre contaban con volver cuando aún hubiera luz. En caso contrario, su madre decía que era peligroso. No sabía cuánto.

—Mami, porfa, me quiero quedar con el lobo. Llevémoslo a casa...

—No podemos, Marianela, es un animal salvaje.

—Pero mamá, está aquí a mi lado y no hace nada. Además, es pequeño, podríamos criarlo...

—He dicho que no; y levántate de ahí, que vas a teñir tu vestido blanco.

—Me da igual. —Marianela se cruzó de brazos y arrugó la nariz—. Si no me dejas, yo... Yo...

—Tú, ¿qué?

La niña se levantó y  miró al animal.

—Lo siento, ya te dije que mamá no nos iba a dejar estar juntos...


Minutos más tarde, una niña buscaba salir del bosque junto a un hermoso lobo. Su madre había tenido razón y su vestido se había teñido; de rojo.

Foto: Eagle_Arts en Pixabay.

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